martes, 16 de abril de 2013

Frente al espejo


Aquí estoy, saboreando un café y deleitándome con los rayos de sol, que ya con el cambio de estación, puedo disfrutar en mi salón a media mañana.  Acaba de marcharse y aprovecho para asimilar cómo me siento con este nuevo paso, con esta otra que ha aparecido. Ella ha llegado sin avisar y de su mano.

Sus ojos era lo único que miraba de él a través del espejo a pesar de estar desnudo de cintura para arriba. Estaba detrás de mí y apenas me había dado cuenta de cuándo llegó. La discusión había sido de órdago, se nos había ido de las manos, y habíamos dicho cosas por primera vez bastante fuertes. Se había marchado de casa dando un portazo, un golpe que me sobresaltó y fue el resorte que dio rienda suelta a mi llanto. Antes siquiera de que se marchase yo ya me había arrepentido de mis palabras y, conociéndolo, imaginaba que él también. Tras el llanto me metí en la ducha para intentar relajarme y posiblemente el sonido del agua hizo que no le escuchara regresar. Efectivamente, me había relajado, y estaba allí, con tan solo unas braguitas cubriéndome, Sade de fondo y repasando mentalmente la trifulca mientras me desenredaba el pelo mojado cuando su imagen apareció detrás de mí en el espejo del baño. Los ojos le brillaban, quizá yo no era la única que había probado el sabor de las lágrimas.