lunes, 1 de diciembre de 2014

Robando Momentos (extraído de mi cuenta en twitter...)

21-11-2014
El viento azota su cara con fuerza al traspasar la puerta. Sus ojos se cierran por un instante para protegerse pero la sonrisa se mantiene. Es casi la hora de comer y lleva más de 24h en pie, pero la sonrisa sigue intacta... La ropa la siente como algo donde su cuerpo se esconde para atesorar las heridas de guerra sólo para ella. Aún siente el calor de sus manos en la piel y cada poco da algún traspiés porque sus muslos aún caminan débiles. Ese temblor le recuerda las horas de sexo desmedido y esa humedad que apenas la ha abandonado vuelve a hacerse más patente. La idea de volver le cruza la mente y la sonrisa se convierte en carcajada. Algunos miran... Le da la sensación de que su cuerpo debe desprender un olor a sexo difícil de disimular. No le importa, relentiza el paso y disfruta del sol que acaricia su cara por el parque. El móvil suena. Es él. "Te echo terriblemente de menos ya. ¿Porqué no vuelves?..." Silencio. Se para. Duda, pero decide dilatar la vuelta y poder comersen de nuevo con ansia en el próximo encuentro. FIN.

24-11-2014
Lunes, aún no son las 10 y ya se remueve inquieta en la silla. La reunión acaba de empezar pero su cuerpo ya ha reaccionado al verlo. Todavía no han cruzado ni una sola mirada pero sabe que a él no le ha pasado desapercibido el corto del vestido hoy. Se nota salibar más de lo normal. Mientras él expone algo, de pie, no consigue apartar los ojos de su trasero. Traga.

"Contrólate, esto acaba de empezar",  se dice. Pero a su sexo le importa un carajo cuánto vaya a durar la reunión. Recuerda... Todo empezó bajando en el ascensor el viernes, siguió en el aparcamiento y duró hasta el domingo por la tarde. Quiere más. A duras penas le escucha. Ve sus labios moverse y los recuerda recorriendo su piel. Se humece más. Agarrar ese culo de nuevo. Agarrarlo y sentir su cuerpo pegado al suyo, sentir su dureza. Vuelve a retorcerse en la silla y el roce dispara sus ganas.
Móvil. Email: hora de comer, que decida él el sitio. Se concentra en no moverse y no pensar en su sexo mojado... FIN.

25-11-2014
Con el cuerpo todavía dolorido, se encoge un poquito más bajo el edredón. Escucha sus pasos y su cuerpo tiembla un poco; contiene un momento la respiración esperando escuchar cómo se alejan. No hay suerte. La cama cede bajo su peso y sus puños se aprietan clavando las uñas. Lo siente acercarse, pegarse a su espalda. "Venga nena, si sabes que no quería". Su respiración se entrecorta, en silencio, cuando nota su mano acariciarla bajo las sábanas. Sabe lo que viene, suele excitarse después... "No, ahora no", piensa. Pero su boca apenas se abre, sin poder emitir sonido alguno. Y pasa, de nuevo. Pasan horas, se asegura que los ronquidos son profundos. No hace maleta, sólo su bolso y lo puesto. El último día. Una esperanza. FIN. #StopViolenciaDeGenero

27-11-2014
Suena Al Green de fondo, "How can you mend a broken heart", y el olor a café llena la casa. Mientras llena las tazas siente sus manos alrededor de su cintura. Él comienza a mover sus caderas pegado a ella al ritmo de la música y sus labios recorren su cuello. Ella reposa la cabeza hacia atrás, en su hombro, y se deja hacer. Cuando las manos de él suben a acariciar sus pechos un suspiro se escapa y el primer latido despierta allí abajo. Humedad, besos y café que se enfría. FIN.

28-11-2014
La manta que envuelve sus piernas y la taza que sostiene entre sus manos la calientan. Llueve. La melancolía del otoño se ha instalado en casa. Añora el calor del sol en su piel y alguna cosa más, sí, no se engaña. Cierra los ojos y se permite transportarse a uno de esos momentos,de hace un par de meses, donde el sol y él le acariciaban... Sabe que no es bueno, dolerá más después. Él que ha decidido desaparecer cuando era el que lo llenaba casi todo. Respira. Allí se está bien, allí era feliz. El mar era un mero testigo que se decidió a guardar todos los instantes y sonrisas compartidos. Mar, sol y sus manos. La manta sobra. La taza descansa ahora en la mesita porque sus manos necesitan rememorar aquellas otras más grandes y masculinas que tanto le hicieron sentir. Su mente vuela y sus manos acarician su sexo. Su humedad se mezcla con el sonido de la lluvia y sus gemidos le hacen olvidar la soledad de este otoño. FIN.

01-12-2014

Ha llegado pronto al café, pero es que hace frío y tenía tiempo. Le apetece relajarse y leer un poco antes de que llegue él. Sabe que él no tendrá tiempo para más que el café de media mañana. Entre semana no hay tiempo para más...o él no saca tiempo para más. Se acomoda y se dispone a leer, con la taza humeante entre sus manos, cuando una pareja al lado llama su atención. Las arrugas surcan sus pieles: cara, cuello, manos...pero las sonrisas iluminan todo ello. Él agarra la mano de ella mientras charlan bajito. Hay muchos silencios. Miran por la ventana y el día ni siquiera tiene el encanto de uno nevoso o lluvioso, pero parecen mirar algo fuera con interés. Ella mira afuera con curiosidad pero sólo ve el ajetreo normal de la gente, arrebujada en sus abrigos. Vuelve a mirarlos. Parecen ajenos a lo que sucede a su alrededor y una envidia teñida de ternura empapa su sonrisa. Él llega en ese momento. Sus ojos brillan al mirarla y ella decide que quizá aún hay esperanza No es necesario un nuevo comienzo, sólo reinventar las miradas, las charlas y añadir más caricias. FIN

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A veces recreo momentos en mi mente y me gusta ponerles palabras. Uso esos 140 caracteres e intento estirarlos. Podéis seguirme en  @EricaJade_es

7 comentarios:

  1. Muy Bueno Erica, me Encanta!!!
    Enhorabuena!!! Muchos besos.

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    1. ¡Gracias Valentina!, y perdona el retraso en responderte, guapa. Un beso!!

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  2. Pues que esta muy bien la verdad esa recopilación

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    1. ¡Muchas gracias! Son microrelatos que llaman a mi puerta a veces y les dejo salir en mi cuenta de twitter.
      Saludos :)

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  3. Muy bueno érica. Que buenos relatos. Deseando que saques tiempo y pongas alguno nuevo. Felicidades guapa

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  4. Alguno nuevo ha caído en twitter desde entonces :D Puedo decir que en breve habrá relato. ¡Gracias por pasarte Manuel! Un abrazo

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